viernes, mayo 27, 2005

Matasiete - El primer homicidio múltiple de Lima



Hace unos días desempolvando cajas y haciendo deja-vu en cada objeto que creía sepultado en el olvido y bajo toneladas de papel inútil, encontré uno de mis primeros esbozos de lo que luego sería mi primer libro y que también me sirvió de material para mi proyecto de tesis en mi corta pero satisfactoria carrera periodística.

No se bien en que momento de la investigación, este caso en particular me llamó la atención no sólo por la brutalidad del hecho -el cual se indica como el primer homicidio múltiple de nuestra historia-, sino por lo rápido que el "eficiente" cuerpo de investigacion policial demoró en solucionarlo.

Antes de dispersarme en hipótesis anticipadas y que para que los interesados lectores de este humilde averno tengan una visión clara -como también la tuve- y saqué propias conclusiones, me remitiré a narrar el hecho tal como sucedió en un marco -trataré- lo más cronológico posible.

La mañana del 03 de noviembre de 1944, la apacible ciudad de Lima (?) se vió convulsionada por lo que los titulares posteriores definirían como el más horrible crimen de todos los tiempos. En efecto, los hechos que luego serían noticia no eran para menos. Se encontraron unos cadáveres desnudos en las primeras horas del día varados en un brazo del río Magdalena en el barrio de Chacra Colorada de Breña . Durante el transcurso de la tarde otros más serían encontrados. En total siete cuerpos de facciones asiáticas: cuatro adultos y dos niños.

Las víctimas, Tamotu Shimizu, su esposa Hanae Hiroshida de Shimizu y sus pequeños hijos Tokio, .... y ....; así como Carlos Hiromo Tomayashu y su esposa Mika Kakide de Tomayashu vivían en la cuadra 3 de la av. TIngo María. En apariencia un simple y humilde depósito de carbón. Sin embargom estas dos familias no eran unos migrantes cualquiera ni mucho menos empobrecidos "chinos" de bodega o chifa. Nada que ver. Una vez dentro y pasando el corralon había una gran residencia con un jardín al estilo japonés, obras de arte, arquitectura de fino acabado y otras cosas más que daban incongruencia a la fachada y aparente aspecto de pobreza que los vecinos señalaban era el modus vivendi de esas dos familias.

En la misma casa vivía otro matrimonio. Mamoru Shimizu, hermano menor de una de las víctimas y ex integrante del imperial ejercito japonés, así como su hermano mayor Susuma. El segundo hermano Tamotu, no ostentaba tal rango, el cual se basa en las antiquisimas normas de la filosofía del Bushido.

Según sus declaraciones una vez reconocidos los cuerpos, dijo no haber oído nada la noche previa. Del mismo modo el empleado de la casa, Kie Naito dijo no haber oído nada. La polícia encontraba a Mamoru sospechoso y ordenó su detención.

1944, un año importante para el mundo y aún más para los japoneses residentes en el Perú. Recordando la historia en 1941 fue el ataque a Pearl Harbor con tropas kamikaze al mando del comandante Arima quien tras el grito BANZAI (diez mil años de vida al emperador) estrelló su avión caza contra la plataforma del buque de guerra norteamericano Shaw. Luego de esto se especuló acerca que las tropas japonesas carecian de alma y que sus soldados tras siniestros rituales de destrucción sólo buscaban matar y matar.

Este marco condimentado por falsos rumores que en el reparto sudamericano propuesto por el eje Roma-Berlín-Tokio, Perú sería cedido al imperial país del Sol Naciente. Los inmigrantes vivieron aquí años de horros: su escuela les fue expropiada, los Nissei y Nikkei fueron victimas de la xenofobia. Inclusive nuestro Presidente de la República, en singular acto de solidaridad con los EE.UU. declaró en singular acto (yo lo llamaría patetico intento de sobonería) la guerra al eje Roma-Berlín-Tokio. Y para realzar más su desprecio razista lanzó una campaña contra el común enemigo japonés.

Pues bien, es en este contexto que ocurre este primer homicidio múltiple de nuestras historia. Y realmente valgan parentesis en decir que nuestra historia de crimenes seriales o múltiples no tiene vieja data, es casi de ayer como diría mi ex profesor Salazar. En otras partes del mundo los crimenes seriales fueron y de algun modo aun son la comidilla de un público avido de sangre, sexo y violencia. Mientras en 1898-1902 Jack The Ripper hacía de las suyas y la siempre reputada Scotland Yard era mil veces burlada, los crimenes aquí no eran tan poco impactantes que ni merecian una nota periodística que lo mencionara. En 1930 un caso impactante remeció Lima: El crimen del Hotel Comercio. Pero, no detallaré ese caso en este post. Ya me he dispersado terriblemente.

Las fuerzas políciales no tardaron más que diez días en tener una confesión firmada (a golpes obviamente. Las palabras no se usan con sucios japoneses, así dijeron). Mamoru Shimizu confesó haber matado a sus parientes uno por uno la madrugada del día de difuntos, limpiar las huellas de sangre, desvestir uno a uno los cuerpos, sacarlos uno por uno, caminar cinco cuadras con un cadaver a cuestas por vez y volver por el siguiente. Todo esto en sólo tres horas, sin que lo vean los vecinos, sin que el perro de la casa ladre, sin que la ronda de serenos de esa época lo vea. Era posible... pienso que no.

La justicia peruana no siempre se ha caracterizado por su imparcialidad y el caso Shimizu no fue ajeno a ello. Hordas de xenofobo pedian la cabeza del asesino amarillo, y aesto se suma más color con el amarillismo que propició el caso. Se hablaba de que Mamoru hacía trabajos de espionaje, de una secta paramilitar establecida en Lima, de submarinos portatropas listos para arrasar el Callao, en fin, mitos y leyendas que el populacho encontraba en las paginas de los diarios, en especial de La Cronica (primer diario ilustrado, que haciendo honor a su eslogan publicó en primicia las fotos de los siete cadaveres en primera plana).

¿Qué pasó realmente esa madrugada de noviembvre de 1944? Tal vez sólo nos queda especular. Mamoru Shimizu murió en 1959 en la Penitenciaria de Lima (donde está actualmente el Lima Sheraton Htel & Casino) donde purgaba pena de "internamiento" de 25 años , a quince después del crimen. una inyección mal aplicada dicen unos, otros sostienen que una peritonitis se llevó a la otra al nipon, quien nunca dijo nada acerca de lo sucedido. Lo curioso o irónico del asunto es que la tumba de Mamoru Shimizu está exactamente frente a frente a la de sus siete "víctimas".

Mefisto

jueves, mayo 26, 2005

Y siguen los soundtracks

Uno de los más grandes himnos de la Trova

OJALÁ
Silvio Rodríguez


Ojalá que las hojas no te toquen el cuerpo cuando caigan,
para que no las puedas convertir en cristal.
Ojalá que la lluvia deje de ser milagro que baja por tu cuerpo.
Ojalá que la luna pueda salir sin ti.
Ojalá que la tierra no te bese los pasos.

Ojalá se te acabe la mirada constante,
la palabra precisa, la sonrisa perfecta.
Ojalá pase algo que te borre de pronto,
una luz cegadora, un disparo de nieve.
Ojalá por lo menos que me lleve la muerte,
para no verte tanto, para no verte siempre.
En todos los segundos, en todas las visiones.
Ojalá que no pueda tocarte ni en canciones.

Ojalá que la aurora, no dé gritos que caigan en mi espalda.
Ojalá que tu nombre, se le olvide a esa voz.
Ojalá las paredes no retengan tu ruido de camino cansado.
Ojalá que el deseo se vaya tras de ti,
a tu viejo gobierno de difuntos y flores.

Ojalá se te acabe la mirada constante,
la palabra precisa, la sonrisa perfecta.
Ojalá pase algo que te borre de pronto,
una luz cegadora, un disparo de nieve.
Ojalá por lo menos que me lleve la muerte,
para no verte tanto, para no verte siempre.
En todos los segundos, en todas las visiones.
Ojalá que no pueda tocarte ni en canciones.

Ojalá se te acabe la mirada constante,
la palabra precisa, la sonrisa perfecta.
Ojalá pase algo que te borre de pronto,
una luz cegadora, un disparo de nieve.
Ojalá por lo menos que me lleve la muerte,
para no verte tanto, para no verte siempre.
En todos los segundos, en todas las visiones.
Ojalá que no pueda tocarte ni en canciones.

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